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  • Foto del escritorPadiesha

Día de la Mujer


Hace sólo unos días charlaba con un amigo sobre si aún tenía sentido seguir celebrando el Día de la Mujer. Cuestión que en los últimos años parece ser el único debate que se genera en torno a esta fecha.

Yo utilizaba en la discusión el mismo argumento que me sirve para hablar de cualquier otra celebración reivindicativa. Mientras haya discriminación, hay que seguir intentando remover conciencias y el “Día de” es una forma de hacer visible el tema. Pero como todo en esta vida, y más si es una reivindicación que toca temas sensibles y habla de asuntos “molestos”, llega un momento en que los denunciados hacen todo lo posible por desvirtuarla y terminar volviéndola en contra de aquellos que la promueven. Por desgracia con el Día de la Mujer puede que eso esté pasando ya, en estos tiempos de juventudes machistas renacidas, de “Machirulos” y de “Feminazis”.

Hoy he vuelto, naturalmente, a divagar sobre el tema. Desde luego las mujeres estamos aún lejos de conseguir la plena igualdad laboral y social con los hombres. Pero acaso ¿no sufren discriminación también los hombres por muchos y distintos motivos? Y lo que es aún peor, ¿no hay, dentro del colectivo que formamos las mujeres, discriminación de unas hacia otras? ¿Por qué no concretamos mejor un poco y celebramos, por ejemplo, el Día de la Mujer Trabajadora y Ama de casa y Que debe tener tiempo Por y Para Todo y estar Estupenda de Físico y de Buen Humor? Discriminación dentro de la discriminación y entre las propias discriminadas... ¡Menuda paradoja lamentable!

Existe la discriminación en todos los ámbitos de la convivencia de los seres humanos. Tendemos a la competición, lo llevamos en los genes. Solidaridad, sí, pero la justa, y casi siempre de cara a la galería y de que eso no implique renunciar a una victoria en la pugna, caiga quien caiga. Y si el que cae es otro miembro como yo de un colectivo discriminado, pues oye, “será que al final no éramos tan iguales, y dentro de los iguales algunos somos más iguales que otros...”. Así nos pisamos unos a otros, nos mentimos, nos traicionamos, nos envidiamos, nos recreamos en nuestra victoria, nos inventamos justificaciones de todo tipo para lavar nuestras conciencias y nos sentamos a esperar los elogios. Sin remordimientos. El ser humano es extraordinario, sí...


Mi conclusión, pues, es que este Día de la Mujer podría convertirse en el Día de la Igualdad, o en el Día de la Lucha contra la Discriminación entre Iguales. Mujeres hay muchas y no todas se merecen un homenaje. Aquellas que pelearon durante tantos años, y siguen haciéndolo hoy en día, que pusieron su vida en riesgo, y en muchas ocasiones la perdieron, por reivindicar los derechos de las mujeres, luchaban, sobre todo, porque se sentían discriminadas, porque anhelaban tener igualdad de derechos con los hombres. ¿Qué mayor igualdad puede haber que luchar todos juntos contra los que se creen superiores, se sienten fuertes frente a los demás y se sienten legitimados a discriminar? Sean hombres o mujeres.

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