El domingo de Pascua hacía un día para quedarse en casa: lluvia, frío, viento... Pero es que son ya tantos los días en los que no apetece salir por culpa del tiempo, sumados a todos esos fines de semana que pasamos en pabellones deportivos viendo/jugando al baloncesto, que alguna vez hay que arriesgarse y lanzarse a la aventura de hacer turismo por Holanda. Además, este año tenemos coche nuevo y cámara de fotos recién estrenada. No salir a hacer kilómetros y a hartarnos de hacer fotos es un sin sentido.
Mi muppets en el paseo de entrada al castillo. Muiden, 1 de abril de 2018.
Así que tarde y de mal humor, para cumplir con la tradición (luego se nos pasó), nos pusimos en ruta hacia Muiden, muy cerquita de Ámsterdam y donde está uno de los castillos más famosos de Holanda, Muiderslot.
Un resumen rápido: La entrada, un poco cara: 15.50 € por adulto + 9.00 € de Jaime. El Castillo en sí, precioso y muy bien conservado. El entorno, muy bonito y muy cuidado. Mucha gente, poca información y un frío húmedo que te obligaba a estar dentro y perderte el espectáculo de cetrería que organizaban en los éspléndidos jardines del castillo. La tienda muy orientada a los niños y con dependientas tan listas que como una ande despistada te cobran dos veces la guía del Castillo (fueron 2.50 € de más, pero, oye, con lo que pagué por la entrada ya me la podían haber regalado).
Alrededor del foso del castillo, un paseo y una pequeña exposición hablando del tema inevitable: el agua, las inundaciones, los diques... Muiden, 1 de abril de 2018.
En detalle. Pues el Castillo está en la desembocadura del río Vecht, limitando con lo que antiguamente era el mar interior Zuiderzee, que se convirtió, tras la construcción del dique Afsluitdijk en el lago IJsselmeer, y con la provincia de Flevoland, creada en el siglo XX a base de pólders. Del siglo XIII, el castillo fue pocos años después arrasado, vuelto a reconstruir en el XIV y, afortunadamente para el turista, salvado de su total demolición en el siglo XIX.
El patio del castillo y su jardín, ¡¡qué de cosas bonitas!! Muiden, 1 de abril de 2018.
Entre sus paredes vivieron desde el Conde Floris V, que fue el que lo mandó construir, hasta el poeta Pieter Corneliszoon Hooft en el siglo XVII, que convirtió sus retiros estivales en el castillo en excusa para reunir al llamado Muiderkring, un selecto grupo de artistas amigos de Hooft. De esta última época se mantienen restauradas y abiertas al público parte de las habitaciones privadas del castillo.
Escultura del poeta en el patio del castillo y cuadro/montaje fotográfico del Muiderkring, pero de 2013. Al parecer convocaron una votación a nivel nacional para elegir a los artistas que podrían, a día de hoy, haber formado parte del círculo de amistades de Hooft. De pie, el primero por la derecha, el rapero Ali B. Muiden, 1 de abril de 2018.
Dentro de Muiderslot. Muiden, 1 de abril de 2018.
Hicimos la visita guiada por las citadas habitaciones y nos dimos un paseo alrededor del castillo. No nos dió tiempo a más, a las 17.00 ya estaban chapando. Una lástima porque en un recorrido apresurado final por las zonas del castillo que quedaban fuera de la visita guiada Sergio descubrió unas salas ideales para tener un rato a los niños jugando y haciendo el cafre... La próxima vez será.
Como colofón, y ya que estábamos en ruta, buscamos un Pannenkoekenhuis por la zona para cenar. Después de discutir un rato con Google y con mi teléfono, Sergio se saltó su propia regla de “decide tú pero que sea en el camino de vuelta a casa” y decidió él mismo llevarnos a uno que estaba a unos 20 km al este, en Huizen, “Pannenkoekenhuis Restaurant Dickens”, a orillas del Gooimeer (“meer” en holandés significa lago, que no mar, que es “zee”). Una estupenda elección que no pondré en duda por cabezonería, porque yo soy muy complaciente (o muy manipulable, según se mire) y no porque la cena fuera espectacular, que fue muy normalita, sino por el entorno en el que estaba el restaurante: A orillas del lago, zona de restaurantes y pubs en casas espectaculares, puerto deportivo... Todo muy bonito y fotografiable. No me quiero imaginar cómo se pondrá eso con buen tiempo. ¡¡Lleno de pijos, seguro!!
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